¿Por qué me gusta la cerveza?

No sé si os habéis planteado esta pregunta alguna vez, ¿por qué me gusta la cerveza? En las siguientes líneas hago una reflexión sobre por qué mis preferencias van hacia esta bebida en contraste con otras.

En mi caso, e imagino que en el de la mayoría de vosotros, son una serie de circunstancias las que me han llevado hasta aquí. Empecé bebiendo cerveza en un bar cerca de donde vive mi amigo y compañero de blog Álvaro porque una cerveza era más barata que un refresco. De eso hace ya casi 6 años, vamos, que éramos dos tíos de 14 años en un bar bebiéndose un botellín de Mahou porque no tenían dinero para una cocacola (lo sorprendente es que el camarero nos las servía sin hacer ninguna pregunta, y de esto puede dar fe Álvaro). Como veis mi primer contacto con esta bebida se dio a una edad temprana. Por aquel entonces solo bebía Mahou, (era lo que había) y recuerdo que no me gustaba demasiado, me inclinaba más por cervezas más suaves como la Heiniken, que ahora no la puedo ver ni en pintura. Como podéis observar, al principio era una cuestión económica más que por otra cosa, pero por algún lado hay que entrar a este mundo, y no me creo que nadie de los que nos visita no empezara bebiendo Mahou, Heiniken, San Miguel o cualquiera de las cervezas industriales que hay en España y que están por todas partes.

Luego, reconozco que mi interés por la cerveza y por cualquier bebida alcohólica decayó bastante hasta que no cumplí la mayoría de edad. Durante los años anteriores no bebía más que una shandy o una copa cuando se brindaba con la familia. Y supongo que eso es algo crucial en mi proceso de acercamiento hacia el mundo cervecero, mi abuelo hacía vino y en mi casa siempre ha sido una bebida que se ha consumido muchísimo, y yo, como siempre tengo la necesidad de llevar la contraria, probaba el vino y no terminaba de gustarme, de modo que puestos a tener que beber algo elegí de nuevo la cerveza. A sabiendas de que en mi casa era algo que no se entendía (y sigue sin entenderse) muy bien.

Recuerdo el día en que Álvaro, Javi (un amigo nuestro) y yo decidimos ir a la cervecería Oldemburg. Yo me pedí una Franciskaner y Álvaro una Samichlaus. Con la variedad de cervezas que tienen en la carta, ¿vas y te pides una Franciskaner que la ves en casi todos los supermercados? Pues sí, por algún sitio había que empezar. La bebida que tenía frente a mi me encantó, no se parecía en nada a cualquiera de las cervezas que había bebido con anterioridad, quería, más bien necesitaba, saber más. En ese momento para mi se abría un mundo completamente nuevo, fue el momento en el que decidí que quería probar todas las cervezas que pudiese, que no podía conformarme con las que venden en los supermercados.

Una vez que di el paso empecé a informarme, a leer, a interesarme por todas las cosas que rodean a la cerveza. Una de las cosas que descubrí (ya sé que es evidente, pero uno es un poco espeso a veces) es que al tener más ingredientes que el vino, las posibilidades de hacer distintas combinaciones eran muchas más, que a parte del agua, la malta, la levadura y el lúpulo se podían añadir perfectamente otros ingredientes para crear nuevas recetas todas ellas diferentes entre sí o que aunque los ingredientes de una cerveza normal y los de una Cantillón son prácticamente los mismos, el tener procesos de fabricación distintos les hace ser completamente diferentes, siendo ambas la misma bebida, de diferentes familias, pero la misma bebida al fin y al cabo. En fin, una serie de características que para mi que siempre ha sido alguien bastante curioso me llaman muchísimo la atención y que hacen que quiera probar más y más cervezas diferentes y profundizar más en estos temas.

El último de los motivos es que soy un gran aficionado a la historia, y el ser humano desde siempre ha fermentado cereales para hacer bebidas con ellos, nosotros os hablamos en las primeras entradas del blog de la historia de la cerveza en España. Es algo que me ha fascinado desde muy pequeño. En la mayoría de las partes del mundo, en la mayoría de las culturas se han hecho bebidas fermentadas a partir de cereales. Así como también me interesa el papel que esta bebida ha jugado siempre a lo largo de la historia, como el por qué de las cervezas de abadía, por qué la Imperial Stout reciben el calificativo de Imperial, etc. Esto es uno de los motivos por los que me gusta la cerveza, y me gustaría probar cuantas más cervezas de cuantos más países mejor.

Esto es todo, de vez en cuando me gusta escribir algo diferente y poner en el blog alguna reflexión. Siento si os ha sido pesado. Desde aquí queremos animaros a todos a que los que tenéis blogs nos contéis el por qué os gusta esta bebida, o que nos escribáis algún comentario.

Sin más, me despido por hoy esperando que hayáis disfrutado de la entrada.